LA TRAZABILIDAD EN PERSPECTIVA
Desde la edad de doce años he dado por sentado que, con pocas excepciones, las unidades asociadas a los valores de los resultados de la medición química deben ser trazables a las normas del sistema métrico ahora definido por el SI.
Este precepto me parece tan obvio que no se necesita más decirlo. Y gracias a una amplia infraestructura internacional de medición, el requisito casi nunca plantea problemas para los químicos analíticos. El metro, el kilogramo y el mol pueden traducirse fácilmente a la mesada del analista con una incertidumbre relativa incurrida de menos del 0,1%. En un resultado analítico, sin embargo, una incertidumbre relativa del 1% o incluso superior satisface los requisitos de la gran mayoría de las aplicaciones.
Por lo tanto, raras veces se requiere un esfuerzo extraordinario de un laboratorio competente para lograr la trazabilidad al SI. Sin embargo, la trazabilidad por sí sola no garantiza que las mediciones sean correctas y coherentes con las realizadas en otros lugares. Por lo tanto, la trazabilidad al SI es necesaria pero no suficiente. Esta limitación pone en tela de juicio el indebido énfasis que se da actualmente al papel de la trazabilidad en la ciencia analítica, en detrimento de consideraciones más apremiantes.
Desde la publicación de la GUM se ha producido un diluvio de artículos que comentan la "necesidad de trazabilidad al SI", como si los químicos analíticos hubieran sido habitualmente negligentes al respecto. Esta fijación en la trazabilidad al SI me parece derivar de la falsa percepción de que muchos resultados analíticos no son aptos para el propósito debido a una incertidumbre excesiva, a su vez causada por una atención insuficiente a la trazabilidad.
Esta percepción parece a primera vista corroborada por la proporción, a veces considerable, de los participantes que reciben puntuaciones "insatisfactorias" en las pruebas de aptitud. Sin embargo, nadie ha demostrado que el problema haya sido causado por un “daño” de la trazabilidad al SI. Por otra parte, hay fuentes de incertidumbre en la medición química que son independientes del SI, a saber, el tratamiento químico de la porción de análisis y la comparación entre los calibradores y la solución de ensayo. El tratamiento químico es propenso tanto a la pérdida de analito como a la contaminación. La comparación entre los calibradores y la solución de ensayo es propensa a influencias no deseadas sobre la señal analítica causada por la no coincidencia con la matriz. Ambos problemas -la recuperación y los efectos de la matriz- pueden ser corregidos en un grado, pero, aun así, la mayor parte de la incertidumbre en los resultados analíticos se deriva de estos dos aspectos del análisis en la mayoría de los casos.
Una circunstancia ocasional puede generar aún mayor incertidumbre. Un método analítico puede ser adecuado para el propósito cuando se utiliza correctamente, pero todavía ser propenso a la incidencia de "errores". Estos incluyen (a) salidas no mencionadas del procedimiento escrito, (b) su aplicación a tipos de materiales de ensayo no cubiertos por la validación, y (c) errores de cálculo y de transcripción. Por lo general, son errores que dan lugar a resultados tremendamente inexactos y toma de malas decisiones. Y al parecer no son raros. Se pueden ver con una frecuencia relativa de varios por ciento en los resultados de las pruebas de aptitud. Dadas estas circunstancias, la atención a la trazabilidad más allá de la empleada como rutina por cualquier laboratorio competente, calibrado adecuadamente y con patrones químicos trazables, no puede reducir de manera útil la incertidumbre de un resultado. Además, y esto también es importante, si los resultados (errores aparte) ya son aptos para el propósito, reducir la incertidumbre es un sinsentido científico y económicamente inútil. La trazabilidad, obviamente esencial cuando las unidades del SI tienen que ser referenciadas en el resultado de una medición, casi nunca es un problema para los químicos analíticos o sus clientes.
Una atención indebida a la trazabilidad al SI no reducirá ni la incertidumbre de los resultados, ni la incidencia o magnitud de los errores. El verdadero problema a tratar es asegurar la aptitud para el propósito de cada resultado. Eso requiere una definición racional de la aptitud para el propósito. También exige la eliminación de errores. Pero esa es otra historia.
Fuente:
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Thompson, M. (2012). Traceability in perspective. Accreditation and Quality Assurance, 17(3), 353-354.